El libre albedrío compele al ser humano a dar cuenta de su respuesta a las circunstancias. En inglés, la palabra “accountability” se refiere a ese aspecto de la responsabilidad: la necesidad de rendir cuentas por el comportamiento.
El miedo a esa responsabilidad es lo que impulsa a muchas personas a buscar culpables exógenos, concatenando varias ilusiones: la de que se tiene el control, la de que hay una verdad, y la de que uno mismo (y los que están a nuestro lado) la ven. Cuando algo falla, el comportamiento defensivo nos pone a buen resguardo.
Cuando el accountability no está claro, los proyectos se estancan. La culpabilización se vuelve moneda corriente y como resultado hay conflicto y desmotivación.
En cambio, cuando se vive en una cultura de “hacerse cargo”, las organizaciones avanzan, los resultados se obtienen más rápido y las personas se sienten empoderadas y comprometidas, con un sentido de productividad y logro.