Deben poder futurear, un neologismo para aludir a la capacidad de imaginar escenarios no lineales en un futuro absurdamente incierto. Diseñar aquello que constituye la razón de ser de la organización: deben ser capaces de innovar en medio del caos.
Deben poder inspirar: comunicar (generar nuevos significados en los demás), generar propósitos comunes, co-crear sentidos y alinear voluntades para sacar lo mejor de cada uno.
Deben poder entender cómo el futuro deseable de la organización se alinea con las expectativas de los futuros deseables personales, es decir, lo que llamamos carreras, para encontrar y encender en las personas la chispa de la pasión por contribuir.
Deben poder llevar adelante lo que han diseñado para transformarlo en realidades: operar con agilidad y eficiencia en el terreno de las concreciones.
Deben poder, por último, contribuir a hacer del mundo un lugar mejor para las personas de hoy y del mañana, empezando por la propia organización: sembrar las condiciones para que las personas trabajen con libertad y sentido.